Tailandia es internacionalmente famosa por sus playas y templos. Millones de turistas viajan al año al país alentados también por sus tradiciones y gastronomía. Dentro de este contexto, la prostitución se utiliza como atracción turística. No en vano, se calcula que la industria del sexo mueve en Tailandia en torno a 6 mil millones de euros anuales.
El Centro de Control y Prevención de enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) define el turismo sexual como «el viaje planeado exclusivamente con el objetivo sexual». Añade además, que «el desarrollo del turismo sexual, ya sea local o internacional, refuerza los problemas de dominación y poder del hombre sobre la mujer. Haciendo uso de su poder económico los turistas sexuales perpetúan estereotipos racistas y sexistas de la época colonial objetizando e hipersexualizando a las mujeres asiáticas.», apostilla la organización.
Hecha esta definición, pasemos ahora a analizar el caso concreto de Tailandia. Según la legislación del país mostrar objetos o actos obscenos en público puede suponer una pena de hasta tres años de cárcel. Sin embargo, esta ley no parece aplicarse al caso del turismo sexual. De esta manera, es habitual que en zonas concretas de algunas ciudades como Bangkok o Pattaya la prostitución se compre sin pudor.
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Conviene contextualizar en el origen de todo esto. Aunque se tiene constancia de la existencia de la prostitución desde la época de Ayutthaya (siglo XIV) la industria comenzó a enfocarse en el hombre occidental en la década de los 70.
Orígenes del turismo sexual
Su origen se remonta a la guerra de Vietnam y en las bases que tenían los americanos en Isaan, al noroeste del país. Aunque Tailandia se mantuvo neutral en los conflictos de la región sí proporcionó bases militares. Estos lugares estaban enfocados al descanso y disfrute de las tropas americanas. Así pues, unido a ese disfrute surgió la prostitución enfocada al extranjero.
Cuando las tropas estadounidenses abandonaron la región la industria tuvo que rediseñarse y pasó a enfocarse en los turistas extranjeros. Por aquella época Organismos internacionales como el Fondo Monetario o el Banco Mundial animaban a Tailandia a que desarrollará el mercado de la prostitución. Generaba tanto dinero que le permitía pagar su deuda nacional. De hecho, en la actualidad representa el 3% de su producto interior bruto.
Cabe puntualizar que la prostitución siempre ha existido en Tailandia y el hombre tailandés es el mayor consumidor. Sin embargo, la forma en la que se presenta a uno u otro cliente varía bastante.
El tailandés compra sexo en lugares ocultos de difícil acceso para el turista y rara vez aparecerá en público con la meretriz. Sin embargo, al hombre occidental le gusta sentir que la mujer también disfruta de la situación de ahí que las mujeres se expongan en contextos divertidos y con total naturalidad. No es más que una estrategia de marketing.
Por otro lado, respecto al perfil de la mujer prostituida si bien existe la prostitución de lujo, por regla general proviene de situaciones de exclusión y vulnerabilidad social. Muchas de ellas pertenecen a minorías étnicas o son inmigrantes sin papeles de los países vecinos como Laos, Camboya o Myanmar.
Explotación sexual de menores
Unido a esta industria aparece también la explotación sexual de menores. Tailandia lidera esta estadística con alrededor de 800.000 víctimas de trata al año, le siguen en esta trágica lista India y Filipinas.
Actualmente existe legislación para prevenir el turismo sexual con menores. Sin embargo, alguien que viole a un menor recibe una pena de entre 2 y 6 años de prisión y una multa de entre 1000 y 3000 €. Claramente resulta una medida insuficiente.
Posibles soluciones
Aunque la trata de mujeres y niños es un problema global y de estructuras complejas, la Coalición contra el Tráfico de Mujeres, una ONG que trabaja por los derechos de este colectivo, propone las siguientes soluciones
- Las Naciones Unidas, dentro de la Agenda de Desarrollo de 2030 deben exigir que Tailandia acabe con toda violencia contra las mujeres, incluido el tráfico y la explotación sexual.
- Educar a los trabajadores de hostelería para que puedan detectar y denunciar posibles casos de explotación sexual.
- Las mujeres de zonas rurales deben tener acceso a la nacionalidad para que puedan acceder a otro tipo de trabajos.
Como ves no todo son sonrisas en Tailandia, también existen realidades crudas de las que se conoce poco. Toda esta información la hemos obtenido de la Coalición contra el Tráfico de las Mujeres, una Ong que trabaja por los derechos de estas mujeres. Puedes consultar las fuentes originales aquí.
Como siempre te esperamos en los comentarios. La semana que viene se celebra el año nuevo tailandés y por supuesto habrá podcast al respecto.
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